DÍA MUNDIAL SIN TABACO: ¿DE QUÉ FORMA LA NICOTINA AFECTA EN UNA CIRUGÍA PLÁSTICA?


Este 31 de mayo se conmemora el Día Mundial sin Tabaco con el fin de recordar los efectos negativos para la salud que se asocian a éste. Si bien, los pulmones son los principales órganos comprometidos con el consumo del cigarrillo, la nicotina también afecta enormemente en la calidad de la cicatrización tras una intervención quirúrgica. Por lo que si quieres prontamente someterte a una cirugía, pon atención al siguiente  artículo.


En primera instancia, es normal que ante una evaluación previa el cirujano plástico a cargo recomiende al paciente suspender el hábito de fumar, tanto para el preoperatorio como para el postoperatorio. Sin embargo, lo que también se debe considerar es que el tabaco no sólo está presente en el cigarrillo, si no también en otras fuentes sustitutas, como el tabaco de mascar o cigarrillos electrónicos.

Tal vez algunos creerán que se trata sólo del humo que emana el cigarrillo el que podría ser potencialmente dañino, sin embargo, es el compuesto en común de estos productos el que resulta más perjudicial: la nicotina.

¿POR QUÉ LA NICOTINA ES DAÑINA EN UNA CIRUGÍA PLÁSTICA?

El alquitrán y nicotina, entre otros compuestos ingeridos al fumar, pueden incrementar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, pulmonares y de cicatrización.

Comúnmente aquellas personas que fuman constantemente, tienden a tardar más tiempo en curar alguna herida o corte que hayan sufrido y la calidad de su cicatrización tampoco es del todo óptima. Lo mismo ocurre con una operación.  

Según varios estudios e investigaciones al respecto, se ha determinado que la nicotina produce el estrechamiento de los vasos sanguíneos, y por consiguiente, los tejidos tienen más dificultad para recibir oxígeno de la sangre, afectando directamente en la recuperación de la persona. Incluso, se corre el riesgo de que el tejido pueda necrosarse y convertirse en piel muerta.

¿CUÁLES SON LOS PROBLEMAS QUE CAUSA LA NICOTINA TRAS UNA INTERVENCIÓN?

  • Cicatrización de mala calidad, con cicatrices anchas y gruesas.
  • Formación de coágulos.
  • Se ha demostrado que la nicotina también causa que los pacientes tengan menor resistencia al dolor, y que por ende, la anestesia no sea tan efectiva.
  • Enfermedad coronaria, como dolor en el pecho y ataques cardíacos.
  • Presión arterial alta.


Si bien cada caso debe ser evaluado por el médico responsable, quien resolverá cuánto tiempo es el necesario que se debe considerar para abandonar el tabaco, lo más recomendable es dejar de fumar al menos 2 a 6 meses antes de la operación. Lo mismo durante el postoperatorio, en donde lo recomendable es abstenerse al menos un mes a 6 semanas, para obtener óptimos resultados en la cicatrización y en la curación de la intervención.