¿Cómo cuidar tu piel en otoño? CONSEJO 3: UTILIZA PROTECTOR SOLAR

Siempre hemos creído que el protector solar se debe ocupar sólo en verano o cuando vamos a la playa para evitar las quemaduras del sol. Sin embargo, ante el cambio climático y con los peligros que pueden provocar los rayos UV, esto ya parece sólo un mito. El protector solar debes aplicarlo durante todo el año, aunque parezca extraño, hasta en los días nublados. ¿La razón? Te la contamos a continuación.

Utilizar este producto de manera constante, trae consigo varios beneficios que quizás no conocías. Por un lado, el protector solar evita el fotoenvejecimiento de la piel, así como también previene la aparición de manchas o pecas, y que la piel se reseque o se produzcan escamas. Por ello, es recomendable que lo apliques sobre tu rostro todos los días por la mañana, como una rutina sagrada, idealmente antes de emplear una base de maquillaje sobre tu piel, para que la proteja de los rayos solares.

Es necesario tener en cuenta que debido a lo expuesta que está la piel de nuestro rostro, se debe emplear un factor de protector solar alto, idealmente factor 50, ya que es la zona que se broncea con mayor facilidad que el resto del cuerpo y necesita más protección. Debes retocar entre 2 y 3 veces al día. Además, debes considerar que si trabajas durante gran parte del día frente a un computador, la luz de las pantallas también pueden provocar manchas, al igual que los celulares y las luces de interior, por lo que también debes aplicarte protector solar. Procura utilizarlo tanto en el rostro como en tus labios.

Otro de los grandes beneficios del uso del protector solar, además de los cuidados estéticos, es que ayuda a prevenir la aparición de cáncer en la piel, por lo que utilizarlo diariamente puede disminuir su riesgo y nos hace menos propensos a padecer signos de envejecimiento prematuro de la piel. Una combinación perfecta que debes incorporar para tu cuidado.

¿Y qué debo hacer si me maquillo? ¡Revisa nuestro cuarto consejo!

¿Cómo cuidar tu piel en otoño? CONSEJO 2: ¡EVITA DUCHAS CON AGUA MUY CALIENTE!

Ducharse durante largos minutos bajo el agua caliente por las mañanas es casi un placer culpable, ¿o no? Nos relaja al punto de que queremos permanecer ahí por horas, más cuando nos quita el frío al levantarnos. Sin embargo, y a pesar de la rica sensación que nos genera, el agua caliente no es tan amigable como parece con nuestra piel. Si gustas de las duchas calientes, ojo con este nuevo consejo que te damos.

Como ya vimos en el consejo anterior, el agua, por esencia, siempre va a ser favorable para nuestro organismo. Por eso, no confundas tomar mucha agua (ya sea caliente o fría) con la temperatura del agua que dejas escurrir sobre tu piel.

Si bien, el agua un poco más caliente sirve para abrir nuestros poros y eliminar las células muertas, a una alta temperatura podría generar mayor resequedad en tu piel. Es por ello que nuestros especialistas en Dermoestética recomiendan usar agua tibia o fría para un óptimo cuidado. Utilizando una temperatura más baja, evitamos que la dermis quede más seca y además, ayudamos a cerrar de mejor manera nuestros poros. Para ello, también puedes dejar correr un poco de agua fría o tibia sobre toda tu piel antes de terminar tu ducha y notarás cómo se siente más firme. Así que ojo, si adoras ducharte con agua casi hirviendo, más vale comenzar a bajar la temperatura si quieres mantener tu piel en buenas condiciones.

Otra de las recomendaciones que debes tener en cuenta mientras estás bajo la ducha, es evitar el excesivo uso de jabones. Claro, a veces dejan nuestra piel tan tersa que nos encanta aplicarlos en abundancia. Pero, como bien dice el dicho, todos los excesos son malos y con los jabones no hay excepción. Abusar de su uso podrían también generar resequedad en tu piel, por ello, te recomendamos que en su lugar utilices geles o aceites de baño, que mantendrán tu piel más hidratada. ¿Y qué hacer después de la ducha? Lo recomendable es tratar de no frotar tu piel muy fuerte con la toalla y si utilizas secador de pelo, procura que sea con aire tibio y a una distancia prudente de tu cara.

¿Y qué debo aplicar en mi rostro antes de salir a la calle? ¡Continúa revisando nuestro siguiente consejo!

¿Qué hago si tengo problemas sexuales? Las dificultades que pocas mujeres confiesan

Muchas veces por miedo o por tabúes sociales, hablar sobre nuestra sexualidad o los problemas que podamos tener en torno a ella, se transforma en un callejón sin salida; no sabemos a quien acudir ni cómo solucionarlos. Por ello, la Dra. Sofía Femopase, ginecóloga y sexóloga de Clínica La Parva, nos cuenta cuáles son las preguntas más frecuentes y cómo abordarlas correctamente para que no se conviertan en un problema a largo plazo.

En primera instancia debemos aclarar que, cuando hablamos de sexo, no nos referimos simplemente a los genitales o a la reproducción, y que el sexo propiamente tal no enferma. Todos somos sujetos sexuados, hombres y mujeres, y como tal, nos sexuamos en un continuo. Es nuestra biografía que se va construyendo día a día, en conjunto a nuestra historia, nuestro estilo de vida, nuestras relaciones, nuestra idiosincrasia y la sociedad en que vivimos.

Por ello, es importante saber que desde la sexología el sexo es considerado como un valor -el cual debemos cultivar-, y que no hay patologías relacionadas al mismo, sino dificultades comunes que suelen surgir en un determinado momento.

Sin embargo, existen aspectos físicos que sí pueden generar una dificultad que antes no teníamos, como por ejemplo, alguna lesión genital que genere dolor o alteración de la sensibilidad, influyendo indudablemente en nuestra sexualidad. Otras veces también se ha resuelto una patología física o genital, pero no se ha podido mejorar la respuesta sexual. Esto suele ocurrir debido a que tiende a confundirse el sexo con los genitales y pensamos que con el simple hecho de que éstos estén sanos vamos a tener buena respuesta sexual. Si bien los genitales sienten, así como otras zonas erógenas del cuerpo, es el cerebro el que le da sentido a esas sensaciones y las interpreta como placenteras o no.

Por lo tanto, es tan importante la capacidad de sentir físicamente el estímulo placentero como de codificarlo como tal. Si logramos mediante algún tratamiento tener una sensibilidad adecuada o quitar la sensación de dolor que se había generado, el paso que sigue es demostrarle al cerebro que aquello ha cambiado y que ahora la sensación que nos va a generar el encuentro va a ser positiva.

“Cuando se presenta alguna dificultad sexual debemos trabajar sobre ello para evitar que nuestros encuentros eróticos sean negativos y generen disminución del deseo, la satisfacción y excitación, afectando a largo plazo nuestra calidad de vida”, señala la doctora Sofía Femopase, ginecóloga y sexóloga de Clínica La Parva. “Hay muchos factores que van a condicionar e influir en los encuentros eróticos entre dos personas, factores que son individuales y otros que se construyen en pareja. Una de las dificultades más comunes es la falta de comunicación, o la mala información que va a determinar que estos encuentros no sean satisfactorios. Por eso debemos dejar de lado las ¨normas¨ impuestas y construir en pareja un propio ¨arte de amar¨”, aclara.

¿Cómo superar las preocupaciones sexuales?

Cuando entendemos que los genitales son sólo los encargados de percibir los estímulos y que es el cerebro quien les da sentido a los mismos generando las emociones, vamos a condicionar nuestra respuesta sexual y consecuentemente el encuentro erótico con nuestra pareja.

Según explica la doctora Femopase, cuando se habla de sexualidad comienzan a surgir preguntas y respuestas que muchas veces no son correctamente abordadas, como por ejemplo: ¿Cuánto debe durar un encuentro erótico? ¿En cuánto tiempo debe excitarse una mujer y un hombre? ¿Cuál es el número de encuentros eróticos que una pareja debe tener? Sin embargo, no existen respuestas predeterminadas.

“Son preguntas que a diario se hacen las personas y que muchas veces por no encontrar una respuesta o por ser ésta errónea, les generan mucha angustia. Para evitar caer en eso, necesitamos entender que cada encuentro es único, que depende de sus participantes y que hay muchos factores que juegan un rol importante en ese momento”, señala la ginecóloga y sexóloga. “Hay personas que sí cuentan con herramientas para superar esa dificultad y otras que, al no poder solucionarlo por cuenta propia, necesitan un asesoramiento sexológico para lograrlo”, afirma.

Sin embargo, la doctora Sofía Femopase, señala que: “si la dificultad se origina en aspectos físicos (como cicatrices genitales, atrofia genital, alteraciones de la anatomía que generan dolor, etc.), lo ideal sería corregirlos primero y luego ver si es necesario o no el manejo sexológico”. Además, la doctora hace énfasis en la importancia de siempre cuidar y conocer nuestro cuerpo, informarnos correctamente, eliminar los tabúes sobre el sexo y fundamentalmente tener una óptima comunicación con nuestra pareja, para así evitar preocupaciones mal fundadas y tener una salud sexual sana y responsable.

Pequeñas várices y arañitas vasculares: ¿Cómo eliminarlas sin cirugía?

Escleroterapia es el nombre de una novedosa técnica que además de mejorar el aspecto de la piel, reduce los síntomas molestos como el dolor o la hinchazón. En este artículo te contamos en qué consiste este tratamiento, por qué aparecen las várices y cómo podemos mejorar nuestro hábitos.


Las várices no sólo pueden acomplejarte a la hora de mostrar las piernas, sino que pueden llegar a ser muy dolorosas y molestas. Y si su evolución no es buena, pueden llegar incluso a provocar un problema vascular. En Clínica La Parva tenemos un tratamiento para eliminar pequeñas várices y arañitas vasculares llamado Escleroterapia, es un procedimiento ambulatorio y muy simple.

Esta técnica consiste en la inyección de un líquido esclerosante directamente a las várices para que se disuelvan. De esta forma puede mejorar la apariencia de las arañas vasculares, tratar pequeñas várices en las piernas y aliviar síntomas asociados, como dolor, ardor, hinchazón leve de los tobillos y los pies, calambres nocturnos, piernas cansadas y picazón.

EL TRATAMIENTO

La Escleroterapia consiste en la fibrosis y desaparición del vaso mediante la inyección de espuma de Polidocanol o de Glicerina Crómica en las venas varicosas y arañas vasculares,, que literalmente secan estos capilares venosos dilatados, logrando que desaparezcan.

A medida que se inyecta esta solución en las venas varicosas y arañas vasculares, se sienten pequeños pinchazos de aguja y posiblemente una suave sensación de ardor. El número de venas tratadas en una sesión varía,  y depende del tamaño y lugar donde se encuentren.

Es necesario tener en cuenta que cuando las venas son muy gruesas y dilatadas este tratamiento no es efectivo y se tiene que recurrir a la cirugía para tratarlas.

El Dr. Mario Del Río, médico cirujano de Clínica La Parva, señala que “por lo general los resultados finales se podrán observar después de tres a seis semanas. Las venas más grandes pueden tardar entre tres y cuatro meses . Sin embargo, se necesitan varios tratamientos para lograr resultados”.

Los estudios de Escleroterapia indican que tienen una tasa de éxito global de aproximadamente 50 a 80 por ciento en la eliminación de las venas tratadas.

¿POR QUÉ APARECEN LAS VÁRICES?

Las venas varicosas son venas hinchadas, retorcidas y dolorosas que se han llenado de sangre. En la mayoría de los casos aparecen en las piernas. Frecuentemente sobresalen y son de color azul. Son más frecuentes en mujeres y generalmente en personas mayores de 40 años. Existen dos componentes que las causan: uno genético y otro de hábitos de vida.

Se localizan principalmente en las extremidades inferiores porque es la parte del cuerpo con mayor dificultad para el retorno venoso. En las várices aparece un fallo en el sistema de las válvulas que ayudan a que la sangre suba por la pierna y no vuelva a bajar.  Dejan de funcionar las válvulas en el interior de las venas que direccionan el flujo de sangre, permitiendo y ayudando a que fluya desde las extremidades hacia el corazón.

Cuando estas válvulas no funcionan de manera adecuada, la sangre no migra normalmente al corazón, acumulándose en las venas de las piernas y provocando que éstas se dilaten.

Facilitan su aparición el embarazo, sedentarismo, obesidad, tabaquismo, trabajos que se tenga que permanecer de pie, tratamientos con hormonas, estreñimiento, tromboflebitis, válvulas congénitamente defectuosas o el consumo de pastillas anticonceptivas.

Se presentan de diferentes formas:

Las telangiectasias. Popularmente conocidas como “arañas vasculares”, son las más superficiales y más finas. Pueden adoptar varias coloraciones, normalmente azules, violáceas o incluso rojas. No suelen dar ningún síntoma.

Venas reticulares. Son de diámetro medio, de color verde-azulado y se transparentan a través de la piel. Pueden producir molestias pero raramente se complican.

Várices tronculares. Son las de mayor tamaño, con dilataciones prominentes y sobreelevadas que se hacen más evidentes cuando se está de pie. Producen insuficiencia venosa y pueden complicarse provocando una tromboflebitis y a la larga favorecen la aparición de trastornos en la piel (úlceras, fibrosis, cambios de coloración).

EL DIAGNÓSTICO

Las várices o venas varicosas son dilataciones de las venas de la circulación de retorno. Aunque con frecuencia aparecen en las piernas, donde son más visibles, también pueden darse en otras partes del cuerpo. Estas venas pueden evolucionar hasta ya no cumplir su función y llegar a provocar una insuficiencia venosa.

El Dr Del Río explica que “la sintomatología que pueden presentar es dolor, piernas pesadas, aparición de más venas superficiales, edema en los tobillos, alteración del dolor de la piel más oscurecida, enrojecimiento, sequedad y picor”.

Agrega que “el diagnóstico de las várices y arañas vasculares se determina con el cuadro clínico y el examen físico de piernas y pies. El paciente se debe realizar un examen llamado Eco Doppler Venoso, el que permite confirmar el diagnóstico y determinar la causa y extensión del problema. Este estudio ayuda a realizar un mapeo del sistema venoso y sus zonas afectadas”.

¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?

Cualquier procedimiento en el cual se penetra la piel conlleva un riesgo de infección, formación de coágulos sanguíneos, inflamación severa, reacciones alérgicas adversas a la solución esclerosante, pigmentación en la zona tratada, burbujas de aire y lesiones en la piel (llagas pequeñas) que pueden dejar una cicatriz pequeña pero permanente. Si estás embarazada o amamantando, los médicos recomiendan que esperes para realizar este tratamiento.

MEJORA TUS HÁBITOS

Los hábitos pueden hacer que nos salgan várices en mayor o menor medida al margen de nuestra herencia genética. Se recomienda evitar alimentos que provoquen retención de líquidos o dilaten las venas, como la sal, las grasas saturadas, el picante, el alcohol, café, tabaco, chocolate,

Para evitar la progresión de las várices si ya han aparecido es importante evitar el estreñimiento, realizar ejercicio, reducir la ingesta de sal, realizar duchas de agua fría en las piernas, hacer ejercicios con los pies como caminar de puntillas, evitar el uso de tacones altos, la exposición solar y el exceso de peso, usar medias de compresión o recurrir a masajes circulatorios.