Pequeñas várices y arañitas vasculares: ¿Cómo eliminarlas sin cirugía?

Escleroterapia es el nombre de una novedosa técnica que además de mejorar el aspecto de la piel, reduce los síntomas molestos como el dolor o la hinchazón. En este artículo te contamos en qué consiste este tratamiento, por qué aparecen las várices y cómo podemos mejorar nuestro hábitos.


Las várices no sólo pueden acomplejarte a la hora de mostrar las piernas, sino que pueden llegar a ser muy dolorosas y molestas. Y si su evolución no es buena, pueden llegar incluso a provocar un problema vascular. En Clínica La Parva tenemos un tratamiento para eliminar pequeñas várices y arañitas vasculares llamado Escleroterapia, es un procedimiento ambulatorio y muy simple.

Esta técnica consiste en la inyección de un líquido esclerosante directamente a las várices para que se disuelvan. De esta forma puede mejorar la apariencia de las arañas vasculares, tratar pequeñas várices en las piernas y aliviar síntomas asociados, como dolor, ardor, hinchazón leve de los tobillos y los pies, calambres nocturnos, piernas cansadas y picazón.

EL TRATAMIENTO

La Escleroterapia consiste en la fibrosis y desaparición del vaso mediante la inyección de espuma de Polidocanol o de Glicerina Crómica en las venas varicosas y arañas vasculares,, que literalmente secan estos capilares venosos dilatados, logrando que desaparezcan.

A medida que se inyecta esta solución en las venas varicosas y arañas vasculares, se sienten pequeños pinchazos de aguja y posiblemente una suave sensación de ardor. El número de venas tratadas en una sesión varía,  y depende del tamaño y lugar donde se encuentren.

Es necesario tener en cuenta que cuando las venas son muy gruesas y dilatadas este tratamiento no es efectivo y se tiene que recurrir a la cirugía para tratarlas.

El Dr. Mario Del Río, médico cirujano de Clínica La Parva, señala que “por lo general los resultados finales se podrán observar después de tres a seis semanas. Las venas más grandes pueden tardar entre tres y cuatro meses . Sin embargo, se necesitan varios tratamientos para lograr resultados”.

Los estudios de Escleroterapia indican que tienen una tasa de éxito global de aproximadamente 50 a 80 por ciento en la eliminación de las venas tratadas.

¿POR QUÉ APARECEN LAS VÁRICES?

Las venas varicosas son venas hinchadas, retorcidas y dolorosas que se han llenado de sangre. En la mayoría de los casos aparecen en las piernas. Frecuentemente sobresalen y son de color azul. Son más frecuentes en mujeres y generalmente en personas mayores de 40 años. Existen dos componentes que las causan: uno genético y otro de hábitos de vida.

Se localizan principalmente en las extremidades inferiores porque es la parte del cuerpo con mayor dificultad para el retorno venoso. En las várices aparece un fallo en el sistema de las válvulas que ayudan a que la sangre suba por la pierna y no vuelva a bajar.  Dejan de funcionar las válvulas en el interior de las venas que direccionan el flujo de sangre, permitiendo y ayudando a que fluya desde las extremidades hacia el corazón.

Cuando estas válvulas no funcionan de manera adecuada, la sangre no migra normalmente al corazón, acumulándose en las venas de las piernas y provocando que éstas se dilaten.

Facilitan su aparición el embarazo, sedentarismo, obesidad, tabaquismo, trabajos que se tenga que permanecer de pie, tratamientos con hormonas, estreñimiento, tromboflebitis, válvulas congénitamente defectuosas o el consumo de pastillas anticonceptivas.

Se presentan de diferentes formas:

Las telangiectasias. Popularmente conocidas como “arañas vasculares”, son las más superficiales y más finas. Pueden adoptar varias coloraciones, normalmente azules, violáceas o incluso rojas. No suelen dar ningún síntoma.

Venas reticulares. Son de diámetro medio, de color verde-azulado y se transparentan a través de la piel. Pueden producir molestias pero raramente se complican.

Várices tronculares. Son las de mayor tamaño, con dilataciones prominentes y sobreelevadas que se hacen más evidentes cuando se está de pie. Producen insuficiencia venosa y pueden complicarse provocando una tromboflebitis y a la larga favorecen la aparición de trastornos en la piel (úlceras, fibrosis, cambios de coloración).

EL DIAGNÓSTICO

Las várices o venas varicosas son dilataciones de las venas de la circulación de retorno. Aunque con frecuencia aparecen en las piernas, donde son más visibles, también pueden darse en otras partes del cuerpo. Estas venas pueden evolucionar hasta ya no cumplir su función y llegar a provocar una insuficiencia venosa.

El Dr Del Río explica que “la sintomatología que pueden presentar es dolor, piernas pesadas, aparición de más venas superficiales, edema en los tobillos, alteración del dolor de la piel más oscurecida, enrojecimiento, sequedad y picor”.

Agrega que “el diagnóstico de las várices y arañas vasculares se determina con el cuadro clínico y el examen físico de piernas y pies. El paciente se debe realizar un examen llamado Eco Doppler Venoso, el que permite confirmar el diagnóstico y determinar la causa y extensión del problema. Este estudio ayuda a realizar un mapeo del sistema venoso y sus zonas afectadas”.

¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?

Cualquier procedimiento en el cual se penetra la piel conlleva un riesgo de infección, formación de coágulos sanguíneos, inflamación severa, reacciones alérgicas adversas a la solución esclerosante, pigmentación en la zona tratada, burbujas de aire y lesiones en la piel (llagas pequeñas) que pueden dejar una cicatriz pequeña pero permanente. Si estás embarazada o amamantando, los médicos recomiendan que esperes para realizar este tratamiento.

MEJORA TUS HÁBITOS

Los hábitos pueden hacer que nos salgan várices en mayor o menor medida al margen de nuestra herencia genética. Se recomienda evitar alimentos que provoquen retención de líquidos o dilaten las venas, como la sal, las grasas saturadas, el picante, el alcohol, café, tabaco, chocolate,

Para evitar la progresión de las várices si ya han aparecido es importante evitar el estreñimiento, realizar ejercicio, reducir la ingesta de sal, realizar duchas de agua fría en las piernas, hacer ejercicios con los pies como caminar de puntillas, evitar el uso de tacones altos, la exposición solar y el exceso de peso, usar medias de compresión o recurrir a masajes circulatorios.